Allí, Ronaldinho reparte besos y abrazos. Todos lo conocen, y los que
no, buscan conocerlo. Pide cerveza, y todos los presentes, muchos
brasileños, posan su mirada en su figura alta, musculosa, con cinta
oscura en el pelo, camisa y camiseta interior de tirantes blanca, jeans
y zapatillas blancas.
A las 2:00, el "reggaeton" y la
"Umbrella" dejan paso a la samba y el funk en directo. Según el
periodista, Ronaldinho canta, toca los timbales y baila, baila sin
parar. Invita a cervezas y hasta media en una pelea. Baila sin rastro
de la lesión de aductor que le impide dormir a esa hora junto a sus
compañeros en Manchester. Sobre la pista tiene buen movimiento de
cadera y de cintura, algo que bien recuerdan muchos defensas.
La
noche continúa y a las 4:00 se acaba la música brasileña y empieza otra
vez el "reggaeton". En este momento es cuando el reportero explica que
Ronaldinho se quita la camisa y, rodeado de bellas mujeres, demuestra
todo su arte como bailarín. Nadie diría que se está recuperando de una
lesión.
El local "cierra a las cinco", según aseguran los
dueños, pero pasada esa hora la "Sandunguita" sigue abierta, y
Ronaldinho, bien acompañado, muestra la sonrisa que hace tiempo no
enseña en el Camp Nou ni en ningún otro campo de España.